Incertidumbre en el mundo energético

¿Son las energías fósiles sostenibles?
Las energías fósiles se han considerado desde hace tiempo un bien limitado. A finales del siglo XIX, se produjo en Inglaterra (potencia mundial por aquel entonces con una economía basada en el carbón) la idea de que las reservas de carbón mundial estaban próximas a acabarse. Se creó hasta una comisión que gestionaría cómo actuar con las últimas reservas de carbón. Pocos años después empezaron a aparecer nuevas vetas de carbón por toda Europa. Es decir, había mucho más carbón del que se pensaba. Además de esto, en aquella época empezó a aparecer en la escena un líquido negro viscoso que empezó a hacerle competencia al carbón. Empezó así la era del petróleo. En 1914, ya se hizo una predicción en el departamento de minas de U.S.A. en el que se predijo que para 1920 se habrían terminado las reservas de petróleo. A día de hoy no hay consenso sobre cuándo se acabará el petróleo, ya que al igual que pasó con el carbón en su tiempo, van apareciendo en escena descubrimientos de yacimientos petrolíferos, avances tecnológicos que permiten la extracción de petróleo previamente inaccesible y otras circunstancias que nos deben hacer pensar que no se pueden tener muchas certidumbres en lo que al funcionamiento del mundo energético se refiere. Lo que sí genera más consenso es la idea que de no es sostenible continuar con un sistema energético basado en el petróleo a largo plazo.
Estas predicciones fallidas nos enseñan que el futuro energético es un terreno complejo y que debemos ser cautelosos al confiar ciegamente en proyecciones estáticas. La incertidumbre es una característica intrínseca del panorama energético mundial. Las predicciones erróneas del pasado nos recuerdan que debemos ser cautelosos al hacer proyecciones a largo plazo y estar abiertos a la posibilidad de cambios y sorpresas.
¿Son las energías renovables una alternativa real?
Considerar opciones que nos lleven a ser más independientes energéticamente y tener más seguridad en el suministro eléctrico parece la opción más adecuada y es alcanzable en cada vez más ámbitos. Si bien las proyecciones de precios de la energía convencional pueden ser inciertas, invertir en energías renovables como una instalación solar fotovoltaica, que aprovecha la energía del sol de manera sostenible, nos brinda estabilidad y previsibilidad en términos de gastos energéticos. Una instalación solar fotovoltaica nos permite generar nuestra propia electricidad a partir de una fuente renovable y reducir nuestra dependencia de fuentes de energía tradicionales.
Además, una instalación solar fotovoltaica tiene beneficios económicos a largo plazo. A medida que la tecnología continúa mejorando y los costos de los paneles solares disminuyen, el retorno de la inversión de una instalación solar fotovoltaica se vuelve cada vez más atractivo. No solo estaremos contribuyendo a la protección del medio ambiente, sino que también estaremos asegurando un suministro de energía sostenible y reduciendo nuestros gastos energéticos a lo largo del tiempo.